Por el camino de Santiago parte 1

Siri Gurudev

Desde hace tiempo quise hacer el camino de Santiago. Fue porque vi la película «El camino» de Emilio Estevez hace tres años y empecé a masticar la idea. También unos amigos me había hablado del viaje.

Hace un año hablamos de ir juntos con mi amiga Carol. Ahorramos, planeamos y violià. Henos aquí.

En cierto sentido, tenía este viaje como un escape, huir de los fantasmas. Sin embargo, ellos están aquí y ven cada cosa y hablan conmigo. Ya me acomodé a la idea.

He venido a un lugar tan caliente como el infierno a buscar la paz. El primer día, Pamplona me saludó con 40 grados centígrados.

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Fiestas previas a San Fermín

Las ironías de la vida nunca faltan. Venimos a hacer un camino intenso y en cierto sentido espiritual y escogimos llegar dos días antes de las fiestas de San Fermín, reconocidas por sus excesos y la violencia de los toros entre la gente. Qué curioso. Llegué el sábado a Plamplona y me recibió una caravana de las fiestas que sirve para ‘calentar motores».

Sin embargo, siempre está la contracultura. Encontré en el marco de los San fermines, una fiesta feminista en contra del maltrato a la mujer. ¡Wahe Guru!

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Movida feminista en Pamplona

La guía del camino dice que el primer día es el más duro, 27 kilómetros de ascenso constante a una montaña. La guía también dice que debemos llevar solo el 5% de nuestro peso en la maleta. Yo peso 55 kilos. Mi maleta era de 12. Subiendo, me quebré. Entendí que los pesos que llevamos sobre nuestros hombros nos enferman, nos hacen mal. Mis rodillas colapsaron, mis piernas temblamban. Eran las 9:30 de la noche y yo estaba rezando con mi amiga Carol y un nuevo amigo corrano, Jeff, por llegar al albergue.

En verano, oscurece a las 10:00 p.m. Pensé que tendría que dormir en la montaña, porque mis piernas no daban más. Nadie puede sacar el peso que llevas en tus hombros, aunque a las 9:30p.m. Jeff me dijo que había elegido compañarme, pero que debía darle mi maleta para asegurar que lograramos la llegada a salvo.

Jeff cargando 20 kilos de su maleta atras y 12 de la mía.  https://instagram.com/p/4199ILKhRn/

El albergue municipal de Roncesvalles cierra a las 10:00 p.m. Llegamos a las 10:02 p.m. Nos recibieron, pero no pudimos comer nada y difícilmente pude llegar hasta mi litera.

Muchos dicen que el camino de Santiago es difícil. Yo pensaba que caminar seis horas al día no podía ser tan duro. Hoy día me quedo de boca callada. Apenas voy en la tercera etapa y ya consideré no poder lograrlo. Es duro, muy duro, y duelen los hombres, las rodillas las pantorrillas y sobre todo los pies. Dueren las caderas que sostienen la maleta, duele el dedo meñique. El dolor me tiene en el presente. No tengo mi mente en nada más que en mi cuerpo, aquí y ahora. Ah, además, son 9 horas diarias, no 6.

En solo tres días, he reflexionado sobre esa sensación que tenemos los karma 8 de no tener la energía suficiente para hacer las cosas. He pensado en las dificultades de la constancia y en la constancia de la existencia de buenas personas de todos los países en este mundo. He pensado en mi constante deseo de huída y, con mis pies reventados, espero caminar mañana.

Sat Nam!


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