Autor: Lorin Roche
Traductora: Crista Castellanos
Otra historia igualmente entretenida y extravagante acerca de cómo llegamos a la práctica actual de las asanas se encuentra en el libro Yoga Body: The Origins of the Modern Posture Practice escrito por Mark Singleton y publicado por Oxford University Press.
En el futuro, señala Singleton, la gente tal vez dirá: “Lord Shiva enseñó las nuevas lecciones sobre las asanas a Krishnamacharya, para que así los cuerpos de las personas nacidas en el siglo XX y XXI tuvieran la fuerza y la adaptabilidad para lidiar con un mundo acelerado y cambiante”.
Mark (o si prefieren, Dr Singleton) estudió los documentos históricos existentes sobre la práctica de asanas (en sánscrito) que cuentan con varios siglos de antigüedad y además, entrevistó a varios estudiantes directos de Krishnamacharya, B.K.S. Iyengar y Shri K. Pattabhi Jois. Exploró los primeros escritos del yoga en inglés los cuales datan de los años 1800 y escudriñó las primeras fotografías de asanas que aparecieron en revistas occidentales. Recolectó imágenes de poses desarrolladas por gimnastas europeos, de manera aparentemente independiente, y que se parecían mucho a las asanas del yoga que todos conocemos y amamos.
Lo que el Dr Singleton encontró fue una historia de influencia mutua entre Oriente y Occidente despertándose el uno al otro, al igual que lo hicieron Matsyendra y Goraksha. Así como lo dice David Gordon White, autor de The Alchemical Body: Siddha traditions in medieval India: “Mark Singleton da cuenta del origen y el desarrollo de las posturas yóguicas modernas en el comienzo del siglo XX, tanto en India como en occidente, argumentando convicentemente que el yoga que actualmente conocemos no viene directamente de los Yoga Sutras o de la tradición del Hatha yoga de la India medieval, sino que emergió de una confluencia de prácticas, movimientos e ideologías que van desde actos contorsionistas en carnavales, ejercicios de estiramiento calisténicos tanto para la Armada Británica como para las mujeres, el Darwinismo social, la eugenesia y hasta el Movimiento Nacionalista Indio… una tradición antigua que fue reinventada a pesar del telón de fondo de la experiencia colonial India”.
Y de la misma forma que Chris Chapple, profesor de Teología Comparativa de la Universidad Loyola Marymount declaró recientemente: “Los indios han estado y están siempre innovando, así sigan usando la palabra tradicional”.
Advertencia: ¡Si eres un yogui fundamentalista, no leas más! Vete a lavar tus fosas nasales con tu neti y regresa en unos veinte años. Al parecer incluso el YMCA tiene mucho que ver con la evolución de las asanas tal y como las hemos heredado.
Prácticamente todas las páginas de Yoga Body cuentan algo que me hace detener, poner el libro justo al lado mientras mi cerebro reacciona. Citaré algunos ejemplos:
–Para 1676, se estimaba que habían 800.000 fakires musulmanes en India, con los Sufis absorbiendo de manera entusiasta las técnicas del yoga y adaptándolas al contexto del Islam. Kabir el poeta emergió de ese nexo entre Islam e Hinduismo y algunas leyendas hacen conexiones entre su familia, los Nath Yogis y el Islam.
–Desde el siglo XV y hasta el comienzo del XIX habían bandas armadas de yoguis militantes que controlaban rutas de intercambio en la India del Norte, andaban con elefantes, caballos, y a través de actividades bancarias creaban y rompían precios bajo el rol de “corredores de bolsa con poderes sobrenaturales”. Singleton escribe que estos yoguis saqueadores “provenientes de todos los linajes, se entrenaban con regímenes de ejercicios diseñados para habituar a sus cuerpos a las duras condiciones físicas de la vida itinerante y así mismo, para la eventualidad de los combates”. Estos entrenamientos paramilitares formaron y hacen parte de los antecedentes de la sistematización de las asanas.
–Cuando la Armada Británica tomó medidas drásticas frente a estos soldados yoguis y sus negocios, los yoguis ahora “desempleados” se convirtieron en artistas de las calles del siglo XIX. Esto hizo a las asanas visibles y al mismo tiempo menospreciadas, pues fueron asociadas con los sucios y casi desnudos yoguis callejeros que se torturaban acostados o sentados en camas de puntillas.
–En los años que antecedieron y precedieron el comienzo del siglo XX, hubo un “despertar del cuerpo” a nivel mundial, esto ligado a lo que al parecer fue el descubrimiento o la invención de las asanas actuales de manera independiente por los atletas occidentales, un trabajo sistematizado por el YMCW y enseñado mundialmente incluso en India. Estaban pues, la “Cristiandad muscular” en occidente, el tour de “maestros de la postura” a través de Europa, la capoeira en Brasil y una fusión de gimnasia y asanas en India.
Lo cierto es que en los encuentros y diálogos entre oriente y occidente, sur y norte, antiguo y moderno, una extraordinaria creatividad surge y desencadena el desarrollo de la práctica moderna de las posturas yóguicas. ¿Ves lo que quiero decir con detener la mente? El libro de Singleton no se trata solamente del origen de las asanas sino también del contexto histórico mundial, que como un telón de fondo, permite que surjan las formas innovadoras del yoga que conocemos hoy.
Yoga Body nos lleva por el amplio camino de la visión histórica de las asanas, desde los primeros viajes de europeos a través de la India en los 1600, lo que vieron en los yoguis y escribieron de esos encuentros. Nos lleva a mirar las clases de Krishnamacharya en los años 30, cuando “treinta y dos niños asistían a la clases de yogasanas y un número grande de niños asistían a las clases de Suryanamaskar”. Lo que nos lleva de regreso a la belleza y a la maravilla de los atletas actuales que en cualquier parte del mundo comienzan su día haciendo saludos al sol.
Profesores de yoga de todo tipo nombran este libro, lo cual es de alguna forma sorprendente pues este análisis histórico es lo opuesto a la hagiografia mítica de la tradición yóguica. John Friend, fundador de Anusara Yoga lo llama “un destacado trabajo erudito que ilumina y aclara el trasfondo cultural e histórico del Hatha yoga moderno”. Gary Krafstow, fundador del Instituto Viniyoga, señala que Yoga Body “ofrece una necesaria perspectiva histórica que ayuda a corregir mucho de la mitología y el pensamiento colectivo, que ha surgido en un mundo yóguico basado exclusivamente en las asanas. Cualquier practicante serio que quiera entender el lugar de cada postura en la gran tradición del yoga debería leerlo atentamente”.
En el futuro, la gente tal vez dirá: “Lord Shiva le dio las nuevas lecciones sobre las asanas a Krishnamacharya, para que así los cuerpos de las personas nacidas en el siglo XX y XXI tuvieran la fuerza y la adaptabilidad para lidiar con un mundo rápidamente cambiante”.
En mi interior, siento que Singleton está en lo cierto en cuanto a sus inferencias. La práctica de asanas tal y como la conocemos hoy, es resultado de la experimentación y la innovación basadas en aquello que funciona para los cuerpos de los que están presentes. Esto último tan solo ahonda el misterio de que hay algo en el yoga que escapa al tiempo, y refuerza la sensación de eternidad que la acompaña junto con la creatividad y la transformación que constantemente alimentan su enseñanza en todo el mundo. Como una historia sobre los orígenes, sigo disfrutando aquella de Matsyendra y Gokarsha, aquellos dos niños rechazados que sin mas opción, atravesaron la luz que hoy todavía nos ilumina a nosotros.
Atículo original: http://layogamagazine.com/content/index.php?option=com_content&view=article&id=738:where-did-the-asanas-come-from&catid=169:november-2010-issue